Es 1 de marzo del año 2011. Hoy percibo el inexorable paso del tiempo y he tomado una decisión. En arranques creativos del último tiempo que pasan desde la música, la fotografía y las artes visuales, he visto que esa creatividad está conectada con los pensamientos cotidianos del día. Me refiero a esos pensamientos que te hablan en voz alta y te abstraen cuando estas en el paradero esperando el bus, o en el taco para los que tengan auto. En el fondo da igual el lugar y los mil momentos irrelevantes de un día común, donde las reflexiones gritan que no quieren ser efímeras y que merecen ser comentadas a alguien, al menos en voz baja. Para eso está el amigo en el bar, ese que después de cuatro cervezas ya es capaz de recibir cualquier tipo de tema. O esa novia que tenga la virtud de escuchar. En fin, con el hecho de comparar a algunos que piensan esperando el bus con otros que lo hacen en su auto cuando está detenido en el tráfico, podemos ver que las condiciones, como así mismo las oportunidades para expresar nuestros pensamientos fugases no siempre son iguales y que la causa de esto, para bien o para mal, es quesiempre sentimos que falta algo.
Es por eso, si falta alguien con quien plantear reflexiones que a buen juicio merecen darles otra vuelta, si hay una visión crítica de lo cotidiano, donde sea considerada un aporte o en un caso más básico como un simple medio para desechar lo que contamina, es lógico que se llegue a la instancia de publicar esa opinión y no escribirla en un diario de vida, pues el feedback que le daremos en un futuro, podría llegar a ser interesante, a manera de registro histórico, si bien una historia irrelevante, es la historia de un don nadie que seguramente cambiará con el tiempo, afectado por las variables aleatorias de las que están en función todas nuestras vidas.
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